“Las universidades hicieron un gran esfuerzo para que ningún estudiante quede atrás”

Entrevista a Gómez Villamandos, Presidente de CRUE Universidades Españolas

El curso 2020-21 ha comenzado mirando hacia el pasado y también hacia el futuro, pero con un mismo propósito: aprender de los fallos y potenciar los aciertos. No sólo en cuanto a organización, rapidez y pragmatismo, adaptación a la enseñanza online y garantía de acceso a la educación superior a todos los estudiantes, sino además en relación a la financiación, los cambios en el sistema de becas, las horquillas de las tasas académicas o el papel que desempeñan las comunidades autónomas en la prestación de su servicio educativo. Las universidades españolas se encuentran aplicando sus propios protocolos de actuación y prevención ante la Covid-19, pero los retos y desafíos pendientes son comunes a todas. Conversamos con José Carlos Gómez Villamandos, Presidente de CRUE Universidades Españolas, para conocer los avances conseguidos y los reclamos todavía activos. 

El pasado mayo, en plena crisis de la Covid-19, la European University Association publicó el informe The impact of the Covid-19 crisis on university funding in Europe cuya conclusión a modo de precepto era muy clara: los gobiernos deben «garantizar una financiación ambiciosa y sostenible a largo plazo» en la enseñanza superior ante la emergencia económica derivada del coronavirus. En las últimas semanas, CRUE Universidades Españolas ha insistido al gobierno español en que se transfieran cuanto antes los 400 millones de euros del Fondo Covid, ya que es la única manera de proteger el sistema de ciencia, innovación y transferencia de conocimiento y de esta manera ser más competitivos en la Unión Europea, más flexibles en las contrataciones y en la retención de talento. 

La verdadera transformación digital va mucho más allá de la tecnología; implica ir hacia una nueva organización de las instituciones, una nueva forma de afrontar lo que tenemos que hacer a través de un cambio cultural y metodológico que lleva tiempo de trabajo”, ha defendido José Carlos Gómez Villamandos, Presidente de CRUE Universidades Españolas. Desde que asumió su cargo en mayo de 2019, su propósito ha estado ligado a mantener y mejorar la calidad de la enseñanza superior con la mirada prioritaria de “concretar y marcar lo que debe ser la universidad del futuro que permita a España avanzar, ser más competitivos y situarnos en el escenario internacional”.  

En este curso universitario signado por las incertidumbres, los cambios de escenarios, metodologías y herramientas, los nuevos protocolos de actuación y los esfuerzos de cada universidad por mantener los campus como espacios seguros para garantizar el desarrollo de la actividad docente e investigadora así como los módulos prácticos que demandan una presencialidad sobre el terreno, CRUE Universidades Españolas refuerza el sello de identidad universitaria que está asociado al intercambio físico, intelectual y social, adaptándose a un modelo híbrido o bimodal que comulgue la docencia online con la presencial y que garantice la máxima presencialidad posible y la calidad que el sistema universitario español tiene acreditada.

Conversamos con su Presidente, José Carlos Gómez Villamandos (rector de la Universidad de Córdoba), para conocer los retos y desafíos de la comunidad universitaria ante la Covid-19.

1-¿Cuál es la lectura de CRUE ante la situación que le ha tocado atravesar al sistema universitario en estos meses de pandemia? ¿Cómo ha reaccionado la comunidad universitaria?

Estos 6 meses han sido de un trabajo intensísimo para toda la sociedad y desde luego para la universidad. En nuestro ámbito, lo que se ha puesto de manifiesto es la necesidad de coordinar el sistema universitario y de hacerlo con ganas, entusiasmo y con la premisa de que nadie se quedará atrás a causa de la pandemia. Logramos terminar el curso y nos pusimos a trabajar en preparar el siguiente con la misma intensidad.  

2- El coronavirus ha sido el empujón que necesitaba el sistema universitario español para acometer su transformación digital. ¿Crees que estos meses se ha avanzado lo necesario? ¿Cuáles son los retos que aún están pendientes en materia formativa?

Estábamos mejor preparados de lo que nos imaginábamos para una situación como la que afrontamos en marzo; de hecho, fuimos capaces de pasar nuestra docencia presencial a la vía telemática y online en escasas 48 horas con un esfuerzo ímprobo en todo lo que hace a la mejora del sistema de comunicación. Pero cuando hablamos de transformación digital, muchas veces se piensa solo en equipos o en sistemas pero la verdadera transformación va mucho más allá: implica una nueva organización de las instituciones y una nueva forma de afrontar todo lo que tenemos que hacer. En eso estamos, pero es un cambio cultural que tenemos que hacer y evidentemente lleva un tiempo lograrlo.

La pandemia ha ayudado a acelerar los procesos de cambio cultural y metodológicos de la universidad. Estamos trabajando no solo en el ámbito administrativo sino también en el docente. Sin embargo, nuestro sistema es presencial y no queremos renunciar a ello, sino que lo online debe ser un refuerzo y apoyo complementario a la formación presencial; ya sea una presencialidad en clase o mediante videoconferencia. No es cambiar el modelo, es mejorarlo con unas herramientas que ya estábamos utilizando pero que ahora debemos hacerlo con muchísima más intensidad, mejorando su uso.

3- El Ministerio de Universidades elaboró en junio una guía de recomendaciones para el nuevo curso universitario. En ella, se ponía en valor la enseñanza presencial pero también medidas para adoptar la virtualidad. Hoy, el modelo que predomina es el mixto entre lo presencial y lo online. ¿Existe un modelo ideal de formación?

Creo que no hay un modelo ideal como tal. Existen múltiples modelos con un mismo objetivo: dar a nuestros estudiantes la mejor formación tanto en conocimiento como en capacidades y competencias para el desarrollo profesional y ciudadano. Lo cierto es que el modelo depende también del ámbito y de la disciplina. En áreas como Humanidades y Ciencias Sociales, la docencia online o por videoconferencia sin presencialidad en el aula puede ser de un mayor porcentaje, mientras que en otras disciplinas hace falta que cualquier estudiante pase por el laboratorio o los talleres porque necesitan tocar y tener realmente el contacto físico con la parte práctica del ejercicio profesional.
Estamos apostando porque las prácticas y la docencia práctica se mantengan 100% presencial. Para ello, tenemos que intentar que la enseñanza teórica no comprometa sanitariamente la presencialidad; es decir, no esforzarnos en tener toda la presencialidad en la teoría que se puede hacer por videoconferencia para que así evitemos cerrar una facultad o un laboratorio. 

4- Este año se ha valorado la formación virtual pero también la enseñanza práctica y sus aportes/ventajas, intransferibles a lo online. “No vayamos a hacer ahora una panacea de la enseñanza online”, has dicho en declaraciones anteriores. ¿Crees que la universidad se debe “vivir” y que es una institución no solo para aprender sino también para socializar?

Las universidades no solamente tienen que formar buenos profesionales sino también contribuir a que sean buenos ciudadanos, y eso pasa por la transmisión de principios y valores, además de por la interacción social o la sociabilización. El perfil de una universidad presencial es muy diferente al de una online: en ésta última el perfil de estudiante es el de una persona más madura y con mayor desarrollo, mientras que en la presencial es un alumno más joven que está en fase de desarrollo de la personalidad y de su madurez, con lo cual se hace fundamental la presencialidad. Además, y desde luego, no queríamos que acabasen el bachillerato frente a una pantalla y que empezaran la universidad -de nuevo- delante de una pantalla sino que queríamos garantizar la máxima presencialidad posible en los estudiantes de primero. Los estudiantes necesitan el contacto y la interacción para su crecimiento personal y profesional.  

5- CRUE congrega a las universidades españolas en un colectivo muy diverso: públicas, privadas, online, y con enfoques y prioridades institucionales diferentes. ¿El Covid-19 ha evidenciado/acentuado estas diferencias?

Los responsables universitarios siempre decimos lo mismo: hay una sola universidad y los demás somos todos seres de esa misma universidad. Hay una comunidad de pensamiento y una forma de hacer las cosas, además de un enfoque compartido que es independiente al tipo de universidad. Si algo ha puesto en evidencia la pandemia es que el problema de la universidad no es su gobernanza; privadas y públicas han afrontado de la misma manera, con las mismas medidas y de manera muy coordinada esta situación. Por tanto, el problema es de recursos y de un marco normativo que nos permita desarrollar el potencial.
En el caso concreto de España, el problema está en la dependencia de las comunidades autónomas, haciendo que peligren algunos de los recursos que deberían venir a la universidad. Por ejemplo, el Fondo Covid que ha puesto en marcha el gobierno central lo distribuyen las comunidades autónomas, pero en algunas hay ciertas dudas de que ese fondo vaya a la educación superior y por tanto a la universidad.  

6- Estos días se habló mucho del Fondo Covid. Desde CRUE se pide un reparto proporcional según el número de alumnos de cada universidad porque sino se sacrificarían programas como de becas o de investigación. ¿Cómo debería ser la gestión de los 400 millones de euros destinados a la educación superior?

Cuando el Ministro de Universidades nos confirmó que había conseguido el fondo de 400 millones de euros le pedimos que fuese lo más cerrado posible hacia universidades porque sino tendríamos problemas con las comunidades autónomas, algo que está sucediendo actualmente. Creemos que es un dinero que se tiene que repartir y distribuir rápido, con lo cual más que buscar fórmulas estupendas y de perfección que caen en una pérdida de tiempo y de ejecución, proponemos que sea por el número de estudiantes (en grado, máster y doctorado) que tiene cada universidad y que se tenga en cuenta también a la formación profesional.

7- Hace unos meses, el Ministro Castells afirmaba que “ningún estudiante perdería el curso por motivos de la pandemia”. Sin embargo, en declaraciones recientes argumentaste que las universidades “se tuvieron que encargar solas facilitando ordenadores o tarjetas de conexión a internet”. ¿Ha sido una promesa real? 

Teníamos que afrontar el problema como sea, ningún alumno se podía quedar atrás por un problema de falta de conexión. Las universidades afrontamos la pandemia solas, facilitando equipos o tarjetas de datos a los estudiantes que así lo necesitaban. Además, el Grupo Santander participó activamente con CRUE para promover el Fondo Supera Covid-19 y así evitar que el estudiantado tuviera problemas de acceso. Identificamos una brecha digital en España que es del 1,5% y lo hemos conseguido superar. Las universidades han hecho un esfuerzo enorme para que ningún estudiante quede atrás. 

Entrevista a Villamandos, Presidente CRUE Universidades Españolas
8- CRUE ha pedido a la Ministra Isabel Celaá que se ajusten los requisitos a becas para que los estudiantes en situación de vulnerabilidad no vean truncada su educación. ¿Se está garantizando la igualdad de oportunidades para todos así como el acceso a la formación?

Este año ha habido un esfuerzo económico importante, se ha incrementado la dotación presupuestaria para las becas, se ha elevado el número de becas y se han disminuido los umbrales académicos permitiendo que más personas puedan acceder a ellas. Actualmente, el problema es que se conceden sobre la renta del año pasado, con lo cual las causas sobrevenidas de este año no son cubiertas y allí es donde las universidades con programas propios intentan llegar para que los estudiantes no se vean afectados. Además, nos preocupa el largo proceso de tramitación de las becas, con lo cual intentamos agilizar su concesión. Las becas deben garantizar a todos el acceso a la universidad y el mantenerse en ella, con lo cual las exigencias no pueden ser las mismas sino en función del contexto social del estudiante.

9- Hablando de igualdad de oportunidades, ¿qué novedades hay respecto a la propuesta de eliminar las horquillas de las tasas académicas? ¿Quién debería pagar las diferencias en las matrículas?

La universidad ha vivido costumbres y malas praxis que se legislan y normalizan. Algunas comunidades autónomas han sufrido disminuciones de tasas que luego la universidad ha tenido que asumir y enfrentar. Desde CRUE siempre hemos reclamado y estamos de acuerdo en que las horquillas necesitan un sistema homogéneo de precios públicos ya que no tiene sentido que un estudiante por el hecho de vivir o estudiar en una comunidad tenga que pagar más o menos. Aún así, estamos convencidos de que esa disminución de las tasas no debe ser a costa de las universidades sino compensado o bien por el Estado o por las Comunidades, ya que sino estamos poniendo en peligro un sistema muy debilitado de financiación que es el público de las universidades.
La financiación de las universidades tiene 3 patas: un modelo general de financiación para todo el Estado y adecuado a cada comunidad, las becas y las tasas. Cualquiera que se toque de manera independiente sin un modelo y sin una compensación, pone en peligro la funcionalidad y viabilidad. Las universidades no queremos el dinero para nosotras sino para dar un buen servicio a la sociedad y así formar a los estudiantes, logrando buena investigación y buena internacionalización. 

10- La Covid-19 ha abierto el debate de si los graduados post-pandemia tendrán una formación deficiente/inferior respecto a los pre-pandemia. Tu parecer es al revés: «las promociones del futuro tendrán competencias de resiliencia y de adaptación al medio”. ¿Puede el coronavirus aportar un valor añadido?

De toda situación de crisis hay oportunidad y está en nuestras manos saber aprovecharlas. Creo que la generación que está en la universidad y en la enseñanza pre-universitaria ha aprendido una serie de capacidades blandas. Han hecho un master express en resiliencia, adaptación al cambio, empatía, apego y complicidad. La inmensa mayoría de jóvenes y de profesores han hecho lo que tenían que hacer, han cumplido con su deber y se han preocupado por que las cosas salgan como debían.

Cuando el profesorado se preocupó solo en cómo examinar y el alumnado sólo en cómo se lo iba a examinar, se estaba cayendo en una mirada muy cortoplacista. La visión es y debe ser la de cómo salir adelante garantizando el conocimiento y la formación. Desde nuestra responsabilidad tenemos que transmitir una mirada positiva y trabajar de manera unida y coordinada. 

11- En las primeras declaraciones como Presidente de CRUE sostuviste que “lo más importante era ser contundentes en la elaboración de las nuevas leyes que requieren el ámbito universitario y de la investigación”. Ahora, lo que preocupa es “que la educación y la investigación vuelvan a ser las que paguen la crisis económica”. ¿Investigación, ciencia y transferencia son nuevamente los más golpeados? 

Mucho me temo que volvamos a cometer los mismos errores del 2008 y que venimos cometiendo en España en las distintas crisis económicas que hemos tenido, mientras que otros países de la Unión Europea empezaron a hacer una modificación de su mercado de trabajo, de su estructura económica y desde luego apostar por la investigación, la transferencia y la formación.

En 2008, España disminuyó la inversión pública en investigación de una forma sustancial mientras que otros países la incrementaron. Esto lo estamos viendo con el Fondo Covid ya que se nos escatima cantidades que en el cómputo general son ridículas pero que son fundamentales para el funcionamiento de las universidades. En investigación pasa lo mismo: o apostamos de verdad por una sociedad basada en el conocimiento y eso no se improvisa sino que lleva mucho trabajo poco o poco, o estaremos dependiendo del turismo, de la construcción y de monocultivos que si se vienen abajo generan grandes problemas. Es un trabajo largo y de mucho esfuerzo pero pedimos que ante una crisis como la actual, haya valentía y podamos afrontarla con urgencia si queremos planificar un buen futuro. 

12- El coronavirus ha hecho que se queden atrás temas pendientes, como el nuevo mapa de titulaciones. ¿Le sobran titulaciones a las universidades españolas? ¿Cómo debería ser la oferta? ¿Cuánto peso debería tener la demanda del mercado laboral? ¿Qué lugar deberían ocupar las Humanidades y las Ciencias?

Todo es susceptible de mejora. Debemos seguir adaptándonos, no tanto en las titulaciones sino en los contenidos de las mismas. Si hablamos de Derecho, Economía o ADE, son ámbitos con buena empleabilidad, pero las Humanidades evidencian que deberían enseñarse acorde al avance de la sociedad. Las Humanidades siguen siendo fundamentales, generan pensamientos e ideas, por tanto si nos limitamos a la Ciencia y la Tecnología por una cuestión de mercado de trabajo, tendremos una sociedad muy científico-tecnológica pero a la que le faltará el carácter humanístico. Además, la universidad en su función y concepto tiene un gran componente humanístico y de transformación del ser humano basado en una formación integral. 
Otra gran problemática es que tenemos ingenieros, científicos, abogados que se van fuera de España y triunfan en sus carreras profesionales porque tenemos un mercado de trabajo que no brinda oportunidades o que están muy lejos de lo que se espera para el desarrollo profesional. En los meses de pandemia eso se vió con los médicos y enfermeros que se encontraban fuera de España cuando los necesitábamos aquí, y ello se debe a que no damos oportunidades a las generaciones más jóvenes para que se desarrollen. 

13- Otro de los grandes temas pendientes es la financiación. ¿Qué lectura haces de los fondos públicos y privados en el sistema educativo español? ¿Por qué el mecenazgo funciona mejor en otros países que en el nuestro?

La comunidad universitaria viene pidiendo que su actividad así como también la científica entren dentro de las prioritarias, lo cual daría mayores beneficios fiscales a las personas que hacen ese mecenazgo hacia las universidades o la investigación. Eso es fundamental, así como también agilizar los trámites ya que son bastante farragosos; se necesita agilizar la maquinaria burocrática en relación al mecenazgo. El segundo punto es en relación a la cultura del mecenazgo, algo que falta en España. Se necesita sensibilizar y visibilizar sus ventajas. 

14- Los rankings de universidades han pasado de ser un instrumento temible a una herramienta útil para medir y comparar la calidad del sistema universitario. ¿Qué opinión te merece la posición que ocupan las universidades españolas en los rankings internacionales? 

En los rankings de universidades echo de menos dos columnas: junto a la posición que ocupa, el presupuesto universitario del que dispone y el número de personal docente e investigador que tiene esa universidad. Esas son las dos variables que se necesitan para dotar de objetividad a los rankings. Si tenemos como referencia al Ranking de Shangai, los 100 primeros tienen el doble de presupuesto que los 100 siguientes y así sucesivamente, con lo cual difícilmente se pueda esperar una subida sustancial de posiciones cuando el sistema universitario español es uno de los peores financiados dentro del marco europeo. En la última década hemos tenido una caída del 25% de la financiación, mientras que países como Portugal han aumentado un 14%.

Si analizamos los resultados en detalle, España es el tercer país con universidades mejor situadas a nivel internacional; además, nuestras universidades están repartidas en todo el territorio nacional, lo cual hace que el sistema sea vertebrador y que garantice equidad. Cualquier ciudadano tiene a 50-70 kilómetros de su casa una universidad de calidad y calificada como tal a nivel internacional.

15- Si hablamos de lo particular, ¿cómo has llevado adelante tu gestión como rector de la Universidad de Córdoba y como Presidente de CRUE Universidades Españolas durante estos meses de pandemia?

Soy optimista por naturaleza y cuando hay un problema intento buscar una solución; ello me ha permitido llevar la pandemia con dignidad, afrontando los problemas con compromiso institucional y sabiendo que de mis decisiones en relación a la Universidad de Córdoba y de CRUE dependía mucha gente. Teniendo la mayor perspectiva, responsabilidad y objetividad posible de que de mí dependen miles de personas, busco la solución a las circunstancias e intento ir por delante de ellas, por más difíciles que sean.
Desde lo personal o familiar, han sido meses muy duros y complicados. Sin embargo, mi frase cabecera es “de la necesidad, virtud”. Ya que tenemos que hacerlo, vamos a hacerlo bien. Ese ha sido el talante y lo que he aprendido. Deseo que esta pandemia nos haya hecho más humanos y más sensibles ante las necesidades de los demás. 

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