Expertos ponen en valor a la digitalización como factor de cambio en la educación

La universidad del futuro o el futuro de la universidad

El impacto de la digitalización está transformando la realidad social en todas las vertientes y la universidad no es ajena a esta disrupción. Lo digital impacta en todas las dimensiones del mundo universitario, desde la necesidad de adquirir nuevos conocimientos hasta los procesos educativos en sí, pasando por las herramientas académicas y la transformación de las operaciones y la gestión de las universidades. Todos estos movimientos sísmicos ya eran una realidad antes de la pandemia, pero la Covid-19 subrayó aún más la necesidad de acelerar la transformación digital de la universidad del futuro

Con la intención de analizar estas cuestiones, en Fundación CYD realizamos un foro de reflexión sobre el futuro de la universidad con el propósito de perfilar el modelo universitario que las sociedades contemporáneas, en plena transformación digital, necesitan.

Fruto de la importancia atribuida a la colaboración y el diálogo abierto entre los actores interesados en la educación superior, el primer panel de esta iniciativa «La universidad del futuro o el futuro de la universidad» se centró en la transformación digital. La mesa redonda, celebrada en formato digital a causa de la pandemia, contó con participantes de primer nivel que, para fomentar el diálogo entre los distintos stakeholders de la universidad, provienen de ámbitos diversos: Pilar López, presidenta de Microsoft España, que ejercía de presidenta del panel; Verónica Pascual, CEO de Asti TechGroup y consejera de Telefónica; Marco Muñoz, director senior de iniciativas estratégicas del MIT; Ramón Baeza, Managing Director y Senior Partner de Boston Consulting Group en España; Carlos Barrabés, emprendedor y consultor sobre digitalización inclusiva y Juan Romo, rector de la Universidad Carlos III

En el debate moderado por Sònia Martínez, directora gerente de la Fundación CYD, los expertos aportaron distintos puntos de vista pero coincidieron en varias líneas generales, como la necesidad de subrayar el valor de la universidad como «nodo neutro» y de confianza en el proceso de creación y transformación del conocimiento, aprovechando todas las potencialidades tecnológicas y con una mentalidad más abierta y colaborativa.

Carlos Barrabés fundamentó ese papel fundamental de la universidad como nodo neutro en la necesidad, en el entorno actual, de instituciones que den confianza en la transmisión del conocimiento: «ahí está el lugar de la universidad del futuro, pero para ocuparlo necesita convertirse en plataforma, implicando, entre otros retos, la necesidad de una profunda transformación tecnológica».

Marco Muñoz también destacó que la universidad “debe compartir el conocimiento de una forma abierta, con el objetivo de servir a la humanidad. Si se pierde esa perspectiva, se romperá la confianza que la sociedad da a las universidades, y dejarán de ser relevantes”. 

Por su parte, Juan Romo afirmó en el panel de reflexión con los expertos que “la universidad debería ser un activador de ecosistemas sociales”. Además, sostuvo que “la universidad debería abrirse mucho más y no ser solo un generador y contenedor de conocimiento, sino dinamizar la sociedad”. 

En paralelo, Ramón Baeza consideró que la universidad debe garantizar un crecimiento inclusivo”, a la vez que responda “al que siempre ha sido su propósito: formar líderes sociales y referentes empresariales/gubernamentales ya que digitalización exige una actualización constante de las competencias, con el consiguiente riesgo de dejar atrás a nichos de población». En concordancia, Verónica Pascual subrayó la necesidad imperativa de hacer atractivo a los jóvenes el mundo que viene, y fomentarlo en una etapa de desarrollo temprana ya que «intentarlo en la universidad es tarde”.

Por último, Pilar López resaltó la necesidad de formación permanente (lifelong learning) en todas las etapas de la vida y de configurar nuevos currículos que respondan a los trabajos del siglo XXI. En definitiva, el reto es enorme y la universidad deberá aprovechar todo el potencial facilitador de la tecnología para ser el entorno de confianza en el que crear, transmitir y compartir conocimiento.

Al margen de la mesa redonda, dialogamos con Carlos Barrabés para profundizar en su valoración respecto al futuro de la universidad, el impacto de la digitalización, las brechas de acceso a la información y la tecnología, así como el mindset cultural necesario para propiciar un cambio de perspectiva en la educación. «La universidad tiene el papel fundamental de salvar a la raza humana, de construir las personas que piensen en la especie», sostuvo Carlos en la entrevista personal.

También entrevistamos de manera exclusiva a Marco para conocer su valoración respecto a los cambios que debe asumir la universidad del futuro, la renovación metodológica del sistema educativo, la escucha activa de las demandas de las empresas y las necesidades de los estudiantes. Según su percepción, «el gran reto de la universidad es aceptar que no puede seguir utilizando sistemas tradicionales y seguir repitiendo el conocimiento que existió hace años porque todos estamos en constante renovación».

Por último, también quisimos profundizar algunas reflexiones y propuestas llevadas a cabo por Microsoft y por tal motivo dialogamos con su directora de educación, Belén Gancedo, para conocer su valoración respecto al impacto que ha tenido la tecnología y la digitalización en la educación superior. «La universidad debe estar liderando la innovación y si trabaja en colaboración con empresas en tecnologías del futuro, será posible fomentar una educación de calidad», puntualizó Belén como conclusión.

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