Dar y recibir: el Programa Mentores CYD, un beneficio con aportes para dos

Programa Mentores CYD: Manuel Ausaverri (Indra) y Sara Guadián

Todos hemos necesitado alguna vez que alguien nos escuche, aconseje, guíe y motive a descubrir las fortalezas personales y oportunidades profesionales así como también las acciones que podemos llevar adelante para enfrentar las debilidades o dificultades del futuro laboral. Tras finalizar el Programa Mentores CYD 2021, conversamos con una de las duplas mentor-mentee para conocer más en profundidad los aportes de esta iniciativa tanto para los próximos profesionales como para los expertos con trayectoria. 

A finales de septiembre dimos por concluido el Programa Mentores CYD 2021 con un balance más que positivo: 40 mentores con gran dedicación, interés y compromiso, acompañaron y asesoraron durante 6 meses a 44 mentees, estudiantes de diferentes universidades españolas y de diversas carreras de grado. Para Fundación CYD, el objetivo en cada uno de los match o enlaces entre mentor y mente siempre ha sido el de brindar asistencia y estimular el desarrollo de habilidades o conocimientos específicos que permitan mejorar el crecimiento particular y profesional del futuro graduado.

La motivación, la escucha mutua, la confianza y el compromiso correspondido son los pilares fundamentales que el Programa Mentores CYD mantiene activos para el desarrollo de habilidades, competencias y fortalezas individuales. En esta relación de mentoring, el mentor intenta aportar claridad sobre el joven universitario, contribuyendo empáticamente sobre su crecimiento personal y profesional a través de la transferencia del conocimiento y de la experiencia. Por su parte, el mentee realiza una activa reflexión respecto a las áreas de interés sobre las que quiere trabajar con el fin de conseguir sus objetivos de crecimiento y desarrollo profesional. 

Vigente desde 2014, nuestro Programa Mentores CYD lleva en su registro 228 mentees, 88 mentores y la colaboración de 20 empresas con un enfoque muy claro: contribuir y ampliar los vínculos entre la universidad y la empresa. Para ello, en Fundación CYD procuramos que cada mentor ayude al mentee a afrontar de la mejor manera posible su proceso de transformación; intentando que el joven estudiante no sea simplemente un oyente sino que se estimule de su parte una escucha activa y una actitud proactiva.

El balance de esta edición ha sido muy positivo, y hemos querido recoger los testimonios de algunos de los jóvenes que fueron seleccionados como mentees para conocer cómo han sido los encuentros y las dinámicas de relación que han desarrollado con sus mentores. Todo ello, dentro de un proceso estructurado que establece una relación cercana y de confianza entre un mentor que con su nivel máximo de expertise en un sector empresarial puede guiar, estimular, orientar y alentar a un estudiante universitario de último curso según sus necesidades para maximizar el talento.

Conversamos con Manuel Ausaverri, director de Estrategia, Innovación y Sostenibilidad de Indra y con Sara Guadián, recientemente graduada en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente preparando las oposiciones para el Servicio Europeo de Acción Exterior (servicio diplomático de la Unión Europea), para conocer cómo han sido sus experiencias en el Programa Mentores CYD 2021.

¿Qué te motivó un año más a decir que sí a la propuesta de Fundación CYD y participar como mentor?

Manuel: La motivación principal es colaborar con la Fundación CYD y con su misión encomiable. Sin embargo, una vez que estás en el proceso, descubres que te aporta cosas, especialmente al tener contacto con alguien que generacionalmente te es muy lejano. Cuando hablo con Sara me viene a la mente cuando yo estaba en ese punto profesional en el que acabas tus estudios y se abre ante ti un mundo de 200 mil oportunidades diferentes.
Ayudar a los mentees me refresca enormemente, me permite seguir en conexión con una generación diferente a la mía y me hace sentir útil ya que el hecho de que alguien te escuche es una sensación de ayudar a quien está en el momento mágico del inicio profesional. 

¿Cómo te enteraste de la iniciativa? ¿Cómo fue saber que habías sido seleccionada y que Manuel sería tu mentor?

Sara: Me enteré en medio de la pandemia, cuando llevábamos unos días de encierro. Tenía muchísimas dudas, las cuales se incrementaron con la pandemia ya que veía que las oportunidades laborales se reducían, más aún en las personas sin experiencia. Estaba en un caos y lo que más me motivaba de aplicar al programa era el hecho de contar con el apoyo y el consejo de alguien con experiencia que pudiese orientarme mejor a tomar una buena decisión. Relaciones internacionales es una carrera con muchas salidas posibles y elegir entre todas ellas era lo que más me preocupaba. Cuando me enteré de que Manuel sería mi mentor me sorprendí mucho y me impuso su cargo, pero al tomar contacto con él me relajé al ver que era una persona muy agradable y abierta. 

¿Cómo se fijaron los objetivos de las sesiones/encuentros tras el primer contacto entre vosotros?

Manuel: Hemos empezado por el mentorado de inserción profesional. El CV de las personas jóvenes con poca trayectoria no da para mucho por la corta edad, pero sí que es una carta de presentación que se tiene que trabajar y preparar. Más allá de ello, en lo que hemos trabajado ha sido en la reflexión y el autoconocimiento ya que tener a alguien que te ayude a analizar tu situación es muy útil. A partir de allí, fuimos programando las sesiones en función de las necesidades y de la evolución de la relación, además de las cosas que iban sucediendo a cada uno. De forma natural, hemos hecho un trabajo muy orgánico basado en el trabajo previo y en el entregable posterior; es decir, en función de lo conversado en una sesión decíamos lo que trabajaríamos en la próxima. 

Sara: Manuel me fue marcando objetivos a corto y largo plazo en cada sesión. Algunos eran mejorar el CV, rearmar la cover letter, preparar entrevistas acorde a cada sector. Hemos ido marcando de forma natural los objetivos que eran necesarios para cada momento del proceso. Ha sido un placer para mí conversar con Manuel dada la capacidad que tiene para enlazar un tema con otro. 

¿Qué pilares han sido necesarios para el buen funcionamiento de este binomio mentor-mentee?

Manuel: La escucha. Mi labor fundamental como mentor ha sido intentar que Sara hable y yo escucharla para entenderla y devolverle una reflexión conjunta. También han sido muy necesarias la responsabilidad, la sinceridad y la empatía, el ponerse en los zapatos del otro ya que una persona adulta ve las cosas de una manera y otra de 23 años para nada igual.

Sara: Es un ejercicio de empatía ya que es clave poder crear un ambiente de confianza donde compartir tus miedos e inquietudes con tu mentor. También son muy importantes la escucha activa, la comunicación, la responsabilidad mutua y el compromiso como mentee de valorar el tiempo que te dedican para tener reuniones pese a las agendas complicadas.

¿Cuáles son los aportes más destacados que te ha brindado tu mentor?

Sara: Lo que más destaco es el autoconocimiento, identificar las fortalezas y debilidades para enfocar mejor el esfuerzo y que no sea en vano. Y ello, no solo en lo profesional sino también en lo personal de cara a elegir el tipo de vida que quieres llevar a futuro, cómo compaginar tu compromiso laboral con lo personal. Soy muy perfeccionista y me daba mucho miedo tomar una decisión errónea en cuanto al sector laboral que seleccionar o al que encaminarme y ahí Manuel con su propia trayectoria me ha ayudado mucho y me ha tranquilizado. Está bien empezar siendo una hoja en blanco y tener tiempo para equivocarse.

¿Te has visto reflejado en tu mentee? ¿Han sido los mismos miedos y las mismas inquietudes que cuando tú eras joven?

Manuel: Todos hemos tenido miedos, preocupaciones e incertidumbres. Cuando tenemos 22-23 años pensamos que somos los primeros a los que nos pasan las cosas y evidentemente no es así. Lo que atraviesan los jóvenes de hoy lo hemos pasado todos: el vértigo, el miedo y la ansiedad por equivocarse o por no saber qué camino tomar es lo más  normal. Muchas de las cosas que me comentaba Sara las hemos tenido todos en nuestros comienzos laborales. Ella tiene toda la libertad y las opciones abiertas para elegir lo que quiera hacer. Recuerdo la ansiedad que me generaba el tener tantas oportunidades. Sin embargo, es una etapa maravillosa la de comenzar a dar los primeros pasos profesionales y ello es algo que me rejuvenece y me hace sentir útil. 

¿Cuánto ha habido de mentoring inverso? ¿Qué has aprendido o renovado de tu contacto con Sara?

Manuel: Esto es dar y recibir, recibes tanto como das. Todos tomamos nuestras propias decisiones y yo simplemente he pretendido orientar a Sara. Así como hay muchas cosas de ella que me recuerdan a mis inicios, también es cierto que hay otros factores que veo que son nuevos o diferentes. La forma en que la generación de hoy mira el trabajo y las empresas en las que quieren trabajar, son elementos diferentes. Esto te hace dar cuenta que las cosas son iguales pero también distintas y eso te enriquece mucho y te permite mantener el hilo de conexión con los jóvenes profesionales de hoy. Es útil y refrescante. 

¿Qué aportes complementarios a la universidad te ha brindado el Programa Mentores CYD?

Sara: Uno de los principales problemas y debilidades de la universidad de hoy es que estamos muy alejados del mundo laboral y del golpe de realidad que nos hace falta a los jóvenes. El mentoring te pone en contacto con una persona con experiencia que te aconseja y te pone frente a ti diferentes opciones, alentándote a barajarlas todas; incluso algunas que nosotros desconocemos, el mentor te hace valorarlas, analizarlas y tenerlas en cuenta. Los futuros graduados estamos muy alejados de la realidad y, si bien supuestamente la universidad te prepara para el futuro laboral, nos falta una conexión más palpable con lo que sucede en el mercado. Programas como este ayudan a compensar ese desfase.

¿Cómo definiríais el Programa Mentores CYD?

Manuel: Dos personas en fases y etapas vitales muy alejadas y muy distintas pero que intentan escucharse y ayudarse una a la otra para tomar mejores decisiones.

Sara: Para mí ha sido un apoyo y una guía fundamental durante todos estos meses de cambios y de toma de decisiones. Contar con un mentor es saber que tienes un soporte y una ayuda que te guía, alguien que estará ahí para aconsejarte si te equivocas o para decirte cómo mejorarlo. Es un complemento fundamental para la formación universitaria y es una experiencia muy enriquecedora de la cual debemos valorar el tiempo que los mentores nos dedican y aprovecharlo al máximo.

¿Qué proyección hacéis del mercado laboral? ¿Cómo será en un futuro?

Sara: Es un momento muy difícil para nosotros ya que ahora mismo hay menos oportunidades y más personas buscando una opción. Además, las dificultades de estabilidad son muy altas al ser difícil no solo conseguir un puesto sino lograr cierta independencia económica ya que los precios de vivir aumentan y los salarios no suben.

Manuel: Veo muy complicado el panorama laboral, el actual y el futuro. Siento mucha empatía con esta generación nueva que se está incorporando a un mercado laboral mucho más difícil que cuando me incorporé yo, más exigente y en condiciones de mucha más competencia. El mundo se acelera, la competencia es inmensa, las opciones son infinitas y la variante geográfica se suma porque ahora hay mucha más movilidad, incluso fuera y hacia dentro de España. El incremento de opciones y alternativas también aumenta la complejidad y el vértigo de ver tantas opciones. Realmente creo que tienen una incorporación muy complicada y por ello iniciativas como el Programa Mentores CYD sirven mucho. Todo lo que hagamos para ayudar a esta generación será bueno.

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