El último año de la carrera es para el estudiante una época crucial. Es un momento de ilusión y opciones, pero además, es una ocasión de incertidumbre y dudas. Así pues, estando inmerso en ese momento encontré el Programa de Mentores CYD. No dudé un segundo y decidí inscribirme, siendo finalmente elegido para la edición de 2016. Lo primero que me llamó la atención fue la versatilidad y flexibilidad de las reuniones, pues debía planificarlo todo uno mismo en atención a los fines e intereses que cada cual quisiera conseguir. El Programa ha sido capaz de tender un puente entre dos mundos que a menudo se antojan demasiado lejanos: la universidad y el mundo laboral. Asimismo, me ha permitido encauzar mi futuro profesional, perfeccionar mis habilidades y apreciar la satisfacción por la excelencia y el trabajo realizado.