Todo lo que sucedió en la presentación del Informe CYD edición 2018

Presentación Informe CYD edición 2018

Con un auditorio completo de asistentes, el pasado 16 de septiembre presentamos en Casa de América (Madrid) el Informe CYD edición 2018 sobre la contribución de las universidades españolas al desarrollo. Un encuentro que, como todos los años, reúne a personalidades destacadas del ámbito académico, universidades, instituciones, miembros del Patronato de Fundación CYD y autoridades.

La jornada comenzó con un encuentro junto a los principales medios de comunicación en el que Francesc Solé (Vicepresidente de Fundación CYD) y Martí Parellada (Coordinador General del Informe CYD) expusieron los principales ejes, avances y desafíos que asume la universidad española.

Según reconoció nuestro Vicepresidente, la universidad española demanda mayor flexibilidad, adaptación y autonomía para dar respuesta a las necesidades de la sociedad actual. Si bien los indicadores del sistema universitario español han mejorado en los últimos años, aún no logran alcanzar los niveles de pre-crisis y algunos presentan una evolución negativa.

En la rueda de prensa se presentaron, además, los resultados del Informe CYD edición 2018 respecto a matriculados, oferta universitaria, personal docente, egresados, gasto en I+D, alcances de la investigación, financiación y recursos. Entre estos indicadores con datos actualizados, dos tendencias quedaron expuestas con mayor relevancia dada la necesidad de revertir su situación actual: la reducida internacionalización de la universidad española y los altos niveles de sobrecualificación en el mercado laboral.

“Según datos de la OCDE, el porcentaje de estudiantes internacionales en España en grado sigue siendo mínimo (del 0,9%), mientras que para la UE-23 es del 6,5%. El desafío es potenciar la internacionalización de la universidad española ya que es difícil ampliar su alcance haciendo una abstracción del contexto internacional”, reconoció Martí Parellada. 

Respecto a las condiciones de inserción laboral de los titulados universitarios, la oferta es superior a la demanda de empleo cualificado generada por el tejido productivo. Según expresó Martí Parellada, “se está produciendo un crecimiento de la oferta de titulados muy superior a la demanda de empleo que requiere esta cualificación; lo que deviene en sobrecualificación. Además, la población con educación superior (25-69 años) tiene una tasa de paro del 8,9% y del total de graduados superiores ocupados en el mercado de trabajo español, el 37,6% desempeña tareas que no son de alta cualificación, la cifra más elevada de la Unión Europea”.

Mesa redonda sobre inserción laboral de los graduados universitarios

Ante la asistencia de más de 170 personalidades destacadas, el acto de presentación del Informe CYD edición 2018 se inició en el Anfiteatro Casa de América con una mesa redonda, presidida y moderada por Francesc Solé, y que puso a debate la inserción laboral de los graduados universitarios. La mesa contó con la participación de Virginia Luzón (Vicerrectora de Comunicación y Promoción de la Universitat Autònoma de Barcelona), Marta Martínez (Presidenta de IBM España), José Manuel Pingarrón (Secretario General de Universidades) y Martí Parellada (Coordinador General Informe CYD).

En primer lugar, Virginia Luzón se refirió a lo que hacen las universidades (y en particular la UAB) para ayudar a la inserción de sus egresados. “Por un lado tenemos las tradicionales prácticas curriculares y extracurriculares que dan unas competencias y habilidades imprescindibles y que son fundamentales porque mantienen un nexo con lo que demandan actualmente las empresas. Además, las universidades públicas tenemos la bolsa de empleo. Respecto a lo diferencial que hace la UAB para acompañar a los estudiantes del campus, promovemos 2 programas: uno de emprendeduría con retos para los alumnos dentro del campus (este año asociado a las estrategias para disminuir el desperdicio de comida) y otro de generación de ideas en el que mezclamos equipos interdisciplinarios para desarrollar y ofrecer respuestas innovadoras”.

Además, Virginia Luzón hizo hincapié en el esfuerzo que hace la universidad para que los alumnos una vez formados no se vayan sino que continúen formándose.

Tener un título de grado no es suficiente. Uno tiene que ir a la universidad para sacar un título de graduado y luego salir al mercado laboral. La universidad española no quiere quedarse atrás pero para que los proyectos formativo-empresariales tengan certificación de calidad, la universidad pública necesita autonomía para que con mayor flexibilidad pueda adecuar los grados al nuevo dinamismo y responda con rapidez y agilidad a las necesidades o demandas del mercado.

Por su parte, la percepción de Marta Martínez fue muy positiva respecto a la preparación de los egresados que ingresan a IBM una vez finalizados sus estudios. “Si bien las pruebas de selección son exigentes, los graduados españoles están bien formados y capacitados para asumir los requerimientos del puesto. El aterrizaje que tienen está marcado por una progresiva integración con la empresa hasta que a los 3 años terminan desarrollándose en cargos jerárquicos”.

En el terreno específico, la presidenta de IBM puso en valor las acciones que actualmente está desarrollando la empresa tecnológica para impulsar el avance de la computación y la física cuántica en España. “Nuestro país tiene más de 20 profesionales trabajando a nivel global en un área tan específica como ésta; parecerá poco pero es el mayor número de todo Europa”.

Por último, ante la pregunta de si debe impulsarse una colaboración más directa entre universidad y empresa, Marta Martínez afirmó que “tenemos que aprender a trabajar conjuntamente entre los gobiernos, las empresas y las universidades para que puedan converger los intereses de todos de  manera estratégica. Unos a otros nos necesitamos y el mundo digital demanda de esas colaboraciones. La transformación digital es muy rápida, demasiado profunda y con muchas implicaciones como para que estemos actuando en nichos”. 

Al tomar la palabra el Secretario General de Universidades, José Manuel Pingarrón, puso el acento en la nueva Ley Orgánica de Universidades; prioridad urgente para responder con mayor autonomía, responsabilidad y flexibilidad a las demandas sociales mediante la formación equitativa de nuevos profesionales.

Una de las misiones de la universidad es preparar lo mejor posible a los futuros profesionales pero también formarlos como buenos ciudadanos, críticos y con capacidad de pensamiento libre; todo ello, sin olvidar la misión de transferencia de conocimiento. La confianza, la corresponsabilidad y la agilidad son pilares esenciales para lograr mejores pasarelas entre la formación universitaria y la formación profesional.

Por último, el Secretario General de Universidades pidió a las universidades y a la Administración pública que trabajen sobre su confianza mutua para atender de manera efectiva a las nuevas demandas. “Esto no significa que los títulos de grado crezcan exponencialmente sino que la oferta académica debe crecer cualitativamente. Para lograrlo, se necesita flexibilidad, autonomía y corresponsabilidad entre ambas partes”. 

El Informe CYD edición 2018 reclama más recursos y una reforma legal de la universidad española

La sesión de clausura contó con las intervenciones de José Carlos Gómez Villamandos (Presidente de la CRUE), Javier Monzón (Presidente del Comité Ejecutivo de Fundación CYD) y Antonio Abril (Presidente de la Conferencia de Consejos Sociales), además de las palabras de cierre de nuestra Presidenta, Ana Botín.

En primera instancia, el Presidente de la CRUE reconoció que nuestras universidades han ido aumentando sus capacidades y mejorando sus resultados en momentos de gran incertidumbre e incluso sin la financiación adecuada. “Ponemos de manifiesto la necesidad de reformas estructurales y de una transición hacia un nuevo modelo que desde hace años venimos pidiendo y que materializamos el año pasado en el Congreso de los Diputados presentando un cambio de la Ley de Universidades. Las mejoras se han debido al esfuerzo de las comunidades universitarias que no han dado nunca la espalda a los nuevos retos que les plantea la sociedad. No solo hace falta educación y formación para tener una juventud que sea capaz de emprender, sino que tenemos que crear ecosistemas del cambio económico».

Entre todos debemos conseguir una sociedad con mayor cultura y formación. Desde luego, no todo está hecho. Somos conscientes de que está todo por hacer, muchísimo por mejorar. Y de hecho, un ámbito a mejorar es el de nuestra internacionalización con el objeto de tener más voz y mayor capacidad de influencia.

Antonio Abril también solicitó una reforma profunda de la universidad española que no confunda autonomía con autogobierno. “Tenemos que cambiar el sistema de designación de los rectores. La universidad pública es la institución de la igualdad de oportunidades pero además de la promoción, del esfuerzo y del ascenso debido al trabajo y al mérito; es una institución meritocrática y tenemos que ser capaces de elegir a los rectores por concurso de méritos pudiendo traer desde cualquier punto de España al mejor rector para nuestras universidades”. 

Pedimos a nuestros representantes políticos 4 cosas: valentía para hacer la reforma de la universidad, generosidad porque la inversión en la universidad es a medio-largo plazo, grandeza de miras porque España será en su futuro lo que hoy seamos capaces de invertir en educación, y no hacer política con la universidad porque hacerlo es a costa de la educación, y por tanto del futuro de España.

Por su parte, Javier Monzón remarcó que nuestras universidades han demostrado notables capacidades de gestión cuando han contado con un marco que así lo permite y favorece.

Pedimos un marco más flexible y más abierto para una gestión institucional con mayor agilidad, autonomía y responsabilidad. Creemos que las universidades se han ganado el derecho a tener esa confianza y a desarrollar proyectos de futuro más ambiciosos. Defendemos un marco que les permita seguir caminos graduales pero diferenciados si así lo consideran bajo el convencimiento de que un sistema diverso enriquece al conjunto.

En el discurso final, la Presidenta de la Fundación CYD reconoció la elevada e innegable tasa de paro que asume España y la correspondiente sobrecualificación que afecta a los españoles al tener que aceptar trabajos por debajo de su preparación. 

La empleabilidad es algo que a todos nos debe preocupar. Tenemos que centrarnos para coordinar mejor la oferta de empleo con la demanda de graduados. La sociedad no va a tolerar mucho más tiempo que los jóvenes se sientan bien calificados y al mismo tiempo frustrados porque el mercado de trabajo no reconoce su potencial con salarios dignos ni con empleos estables.

Finalmente, Ana Botín se refirió a la situación actual del sistema universitario español que, según lo evidenciado en los capítulos de del Informe CYD edición 2018, sí está avanzando. “La universidad es más diversa y presenta más soluciones a las diferentes demandas. En aspectos muy importantes hemos avanzado y tenemos que seguir haciéndolo, pero hay áreas en las que nos hemos estancado como son la internacionalización, la excelencia en la investigación, la capacidad de adaptar las titulaciones a la demanda de los empleadores, la flexibilidad y celeridad en la mejora de la docencia”.

La universidad sabe y quiere hacer cambios. Esto va de más recursos y de adaptar el marco regulatorio. La revolución digital no nos va a esperar. La reforma es algo que entre todos tenemos que ser capaces de acometer. Vale recordar los principios: tener una gestión más ágil y flexible y con mayor autonomía a cambio de ofrecer mayor transparencia, responsabilidad y una mejor rendición de cuentas. Así la universidad podrá diferenciarse y ofrecer su servicio tan importante y crítico a la sociedad operando con garantías en un marco nacional e internacional que es cada vez más competitivo.

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